A escasa distancia del pueblo, se encuentra el cementerio cuyo interior alberga las ruinas de la Ermita de Cubillas.
En su muro sur se abre una hermosa y sencillísima puerta de múltiple arco apuntado. Ornado el más exterior con orla de puntas de diamante, mientras que el interno presenta un baquetón en zigzag, apoyándose todo en una serie de vegetales capiteles sobre inexistentes columnas.
Bajo el alero un total de 31 canecillos del más puro estilo románico, con seguridad la colección más importante de toda la provincia.