En sus muros se abren dos puertas, la principal al norte, formada por un arco rebajado coronado por conopial con adornos de cardina gótica, el alfiz se cierra con molduras de corte renacentista flanqueado por pilastras platerescas rellenas de finas grutescas, remata la portada una venera con jarrón de azucenas. La otra puerta está formada por un arco de medio punto con dos columnillas adosadas en su parte superior por un alfiz con flameros.
Dentro de la Iglesia se pueden admirar el retablo mayor de tipo churrigueresco realizado por Juan Alonso Pedroso entre 1703-1707, así mismo de la pila bautismal, obra realizada en alabastro por Juan de la Sierra en 1545.
La capilla mayor se haya debajo de la torre del campanario. Adosada a la capilla mayor, el comienzo de la nave del evangelio, se encuentra la Capilla de LA SANTA CRUZ, más conocida como la Capilla de la Cruz de Perro, patrona de Albalate y motivo central del escudo de esta villa. Es doble su valor, artístico y sentimental.
Se trata de una joya de orfebrería del siglo XIII, hecha en bronce dorado, con 47,5 cm. de altura y 28 de envergadura, rematando sus extremos en escuetas flores de lis, sobre las que se ven grabadas las rudas efigies de los cuatro evangelistas.
Cuatro gemas de cristal de roca se sitúan en el promedio de los brazos y en el centro aparece la imagen de Cristo crucificado. En el reverso de la Cruz aparecen, también grabados, los símbolos de los evangelistas y en su centro se ve la figura de Jesús en actitud de bendecir, de medio cuerpo.
De sus brazos cuelgan dos cadenillas. Su apelativo de Cruz del perro deriva de su milagroso hallazgo, ocurrido en 1514, en la orilla del río Tajo, en el lugar conocido con el nombre de Cabanillas. Fue un perro, Cósula, el que, bajo una gran roca, encontró escarbando esta pieza de orfebrería.
La devoción de Albalate por esta Cruz fue en aumento: en 1542 se fundó la Cofradía de pajes esclavos de la Santísima Cruz aparecida, y se conserva como fiesta mayor del pueblo la del 27 de septiembre, en memoria de la fecha del hallazgo, siendo paseada en esta fecha en solemne procesión por las calles del pueblo. Vinieron personalmente a contemplarla y adorarla el Emperador Carlos I y Felipe III.